jueves, 3 de octubre de 2013

Café no tan solo.

"Buenos días, póngame un café solo", dices en tu mente, mientras imaginas a aquella camarera del bar de la esquina que cada mañana hace que mires hacía el suelo como un tonto cuando os cruzáis.




Una vez en la tierra tu verdadero café está dentro de un triste microondas dando vueltas y... acaba de parar. ¡CLIN!. Está ardiendo, quema y sabe igual de mal que todas las mañanas. Llevas 5 años tomando ese horrible café soluble y ni siquiera sabes por qué. El problema es que no tienes valor de bajar y pedírselo a esa camarera tan... ¿Como decirlo?... Platónica.

Es rubia, de ojos azules...crees que te mira pero puede estar mirando los bonitos cerezos que plagan el barrio, o aquella preciosa moto clásica que estaba aparcada esa mañana, o quizás el camión de basura que suele pasar a la misma hora y hace un ruido terrible... no lo sabes muy bien pero sin duda te gustaría saberlo. Todas las mañanas, a eso de las siete y cuarto, bajas a encontrártela, y normalmente te la encuentras. Porque sí, algunos días sacas al perro, o te fumas un cigarro, o compras el periódico (¡el periódico, pero si tu ni lees el periódico!), pero no son mas que excusas para verla, y claro, ella se habrá dado cuenta... ¿o no?

Es difícil de decir, parece una chica despistada. Nunca se te irá de la mente aquel día que metió el pié en un charco y no paraba de maldecir a quien quiera que haga llover al cielo. Fue divertido ver su reacción y parece una chica divertida en sí. ¿Por que nunca le habrás pedido su número de teléfono o algo? ¿Acaso es tan difícil?.
Si, si que lo es, ¿y si está con alguien?, algunos días al salir, cuando la miras por el balcón, parece hablar mucho rato con alguien por teléfono. "Que suerte", piensas. ¿Con quien hablará? ¿Quien será el del otro lado de la línea? Un afortunado, sin duda. "Ves como es imposible" dices cuando vuelves hacia tu habitación y cierras las ventanas.

¿No pasará un solo día en que no pienses en ella de algún modo?, ¿es una obsesión esto? solo es una chica, y quizá ni sepa de tu existencia. Menuda tortura...que injusto es este mundo, ¿eh?. Una chica a la que nunca saludas puede que ni siquiera te conozca, es difícil de aceptar ¿eh?... no sabe de tu afición por el cine negro, ni de tu colección de discos de Santana, ni que te gusta dibujarla desnuda o, al menos, como tu mente la imagina desnuda... Es un putadón, ¿Eh?.
Vamos, muévete, baja ahora mismo e invítala a lo que quiera, se sociable, recítale un poema, compra una rosa y regálasela... haz lo que sea, pero por Dios santo, haz algo ya.

En un arrebato de valentía te pones los pantalones y lo que crees que es una camisa. Con un cigarro en la boca y los calcetines en la mano te metes en el ascensor. Bajas, subes, bajas, subes, bajas, subes...así hasta que consigues terminar de ponerte los zapatos y conseguir un peinado decente. Abres el portal y sales corriendo, ¿por qué corres?, paras, ¿por que paras joder?, intentas caminar con normalidad y mas o menos lo consigues.
"Vamos, no puede ser tan duro, si me dice que no, no pierdo nada y si me dice que sí, gano mucho. ¿No?, ¿ o era al revés?...¡HIJO DE PUTA MIRA POR DONDE VAS!".
Casi te pilla un coche, normal, vas pensando en tus cosas y ni siquiera te has dado cuenta de por donde estas caminando. Por suerte la cafetería esta lo suficientemente cerca como para evitarte una muerte prematura por atropello.
"¿Donde me siento?, ¿como me siento? ¿estará trabajando o se habrá tomado un día libre? ¿que pido? ni siquiera tengo ganas de tomarme un café, acabo de tomarme uno en casa...".

Entre preguntas y preguntas llegas a la cafetería y no te queda más remedio que sentarte, sería una tontería volverse ahora.
Ahí viene, es ella. En este momento todo se ve en cámara lenta, todavía estas a tiempo de huir, salir corriendo. ¿Estas loco? no lo hagas, aguanta un segundo. Ya está aquí.

- Hola
- Hola
- ¿Que le traigo?
- Uhmm... esto, me gustaría tomar un café solo.
- ¿Un café solo? No va a poder ser...
- ¿No?... bueno, no se preocupe, si no hay café, póngame...
- No es por el café...
- No entiendo
- Quiero decir, si que hay café...
- Bueno pues ¿cual es el problema entonces?
- ¿Problema? No hay problema, es decir, usted puede tomarse su café solo. Pero, no solo...
- ¿Como que no solo? Si tanto problema es, póngalo con leche, puedo tolerarlo.
- No me entiende... quiero decir, puede tomarse su café solo, pero me gustaría acompañarlo y tomar yo otro.
-...(¿QUE?) Ehhh... vale... claro ¿Por qué no?.
-... Magnífico, soy Alice.
-... Max.
- Ahora mismo vuelvo...

Dibujó una sonrisa como de cuento en su rostro a partir de haber recibido una respuesta positiva a su pregunta, y tu, tu como un pavo te escurrías sobre la silla y te temblaba la mano como si tuvieses corriente eléctrica.

"No era tan difícil ves, Ha salido todo a pedir de boca".
Es una pena que esto sea solo un cuento, que los cafés solubles sigan existiendo y que ya nadie dibuje a su camarera favorita con poca ropa, sería una magnífica historia de amor.





3 comentarios:

  1. Vuelvo a sonreír, y más por el modo en que me afectan las historias de camareras. Me hago fan de tus conclusiones/desenlaces.

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